Las acciones de intimidación de los grupos ilegales, especialmente del Clan del Golfo, en algunas zonas de nuestro departamento y del país, es un llamado a construir un Estado más fuerte y eficiente. Necesitamos un Estado que sea capaz de tener el control total del territorio, un Estado capaz de defender a su gente.

Un Paro armado sin Dios y sin ley

El día que extraditaron a Darío Antonio Úsuga alias “Otoniel”, líder del Clan del Golfo, también denominado, Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), el Presidente Iván Duque afirmó que este era el comienzo del fin de esta estructura criminal, una visión simplista y muy alejada de la realidad, porque unas horas después, nos encontramos con un grupo criminal capaz y fortalecido, especialmente, en los departamentos de Antioquia, Sucre, Córdoba, Chocó, Bolívar, Atlántico y la Guajira. Este hecho evidencia un Estado incapaz, tardío e inoperante.

Lo que vivió el país días antes del día de la madre de este año, no se vivía en Colombia desde la época de Pablo Escobar. De acuerdo con el Instituto de Estudios para el Desarrollo y La Paz (INDEPAZ), sobre el balance del paro armado, entre el 05 y 08 de mayo de 2022 se registraron 176 acciones de las AGC en 90 municipios de 12 departamentos de Colombia. Sus acciones bélicas estuvieron relacionadas con asesinatos, incineración de vehículos, restricción de movilidad y comercio, ataques a la ciudadanía y panfletos que sembraron terror. 

Es lamentable observar, como ha aumentado la capacidad de control del territorio por parte de estos grupos delincuenciales en varias zonas del país. Estas estructuras criminales ejercen soberanía en sus campos de acción, deciden que días la población puede estudiar, abastecerse de alimentos, recibir los servicios públicos y la oferta institucional que brindan los sectores público y privado. 

Si bien, el sector ganadero fue uno de los actores que más pérdidas económicas registró, superando los 40 mil millones de pesos en los departamentos de Córdoba y Sucre, los más afectados fueron los pequeños y medianos empresarios de los municipios de categoría quinta y sexta del país, quienes esperaban aumentar sus ingresos en la segunda fecha comercial más importante del año, la cual no había podido ser celebrada con normalidad desde que comenzó la pandemia. Específicamente, para el departamento de Antioquia, Fenalco estimo pérdidas del comercio que ascienden alrededor de 230 mil millones de pesos.

Sin control del territorio

La gran conclusión que se puede extraer a raíz de los sucesos ocurridos en el paro armado es la evidencia de un Estado ineficiente y carente de control en buena parte del territorio nacional. Desde hace varias décadas, no se veía un grupo delincuencial que demostrará tanta capacidad para generar actos de zozobra y violencia simultáneamente en diferentes regiones de nuestro territorio. 

Esto solo demuestra la desconexión que ha tenido el gobierno nacional con las problemáticas de seguridad en las regiones; su política de defensa no respondió a los nuevos retos del crimen organizado, al igual que los Consejos de Seguridad permanentes. Es inaceptable que el gobierno nacional y la fuerza pública estuvieran ausentes durante el paro armado, y solo llegarán a los municipios más afectados días después, de hecho, cuando los criminales levantaron por su propia cuenta el hostigamiento a los ciudadanos. ¿Si nuestra fuerza pública no se hace responsable de nuestra seguridad, quien más lo hará?

Retos del Presidente 2022

Poco más de tres meses para que acabe el periodo presidencial de Iván Duque, vemos los grandes retos que tiene el próximo presidente de Colombia, para el fortalecimiento de nuestra seguridad. Actualmente, vivimos una situación de inseguridad profunda, donde la actual administración no responde con efectividad a la seguridad de nuestros ciudadanos. 

Este 29 de mayo tenemos la responsabilidad, cada uno, de votar por una persona que tenga la capacidad de unir al país a través de su estilo de liderazgo, que conozca de cerca las problemáticas de cada región, y que de manera especial, se preocupe por la seguridad de todos los colombianos. Que dentro de su plan de gobierno tenga contemplado fortalecer la capacidad de control aéreo, terrestre, fluvial y marítimo para desmantelar a las estructuras criminales y mejorar la capacidad de reacción de nuestras fuerzas militares. Que busque implementar procesos de sustitución de cultivos ilícitos con el objetivo de impulsar un desarrollo social, económico y ambiental en los territorios afectados por el narco y micro tráfico. Así mismo, que a través de la tecnología ayudemos a las estrategias que permitan ir superando el déficit de pie de fuerza de la policía y ejército que tiene actualmente el país. 

Mediante la seguridad tenemos la capacidad de crear territorios con más inversión y desarrollo, que permitan la creación de nuevos empleos, que aumente el turismo y que le permita tener una mejor calidad de vida a nuestra población, especialmente, a esas zonas donde el estado, no ha podido llegar con calidad de vida. 

¡Ojo Colombia no puede dar un salto al vacío sin paracaídas! 

Luis Gabriel Gómez

Diputado de Antioquia