Hace dos semanas el mundo se estremeció con la toma del poder de Afganistán por parte de los talibanes; una de las principales preocupaciones por parte de la opinión pública internacional fue el futuro de la mujer afgana.
El sentimiento de impotencia del mundo, ante una democracia fallida, ha dado paso a un país en desconcierto en el que vendrán días oscuros para la mujer. De acuerdo con estimaciones de la Organización Mundial de la Salud una de cada tres mujeres en nuestro planeta ha sufrido violencia física y/o sexual de pareja o violencia sexual por terceros.
Es imposible ser indiferente ante esta situación, más cuando el gobierno colombiano, anunció la llegada temporal de 4 mil afganos al territorio nacional. Frente a este tema propongo cinco reflexiones humanistas:
1. Defender a la mujer no es un asunto regional
La mujer colombiana o afgana es una sola y debemos defenderla como el acto más sincero de humanidad. El derecho del ser humano a la libertad debe estar por encima de cualquier ideología, debemos poner fin a la violencia contra la mujer y, al contrario, démosle voz equitativa en el escenario público.
En 2011 una encuesta encontró Afganistán como el peor país para la vida de las mujeres; mientras tanto en Colombia el Registro Único de Víctimas, con corte al 30 de septiembre de 2020, indica que 32.697 personas han sido víctimas de delitos contra la libertad y la integridad sexual en el marco del conflicto armado, de las cuales un 91,8% de las víctimas son mujeres. Ambos países en diversas regiones, pero con una realidad difícil para la mujer.
2. Garantizar participación en asuntos públicos
Defender la integridad de las mujeres no debe ser un asunto que le competa solo al género femenino, como ciudadanos que compartimos el mundo, los hombres somos los principales responsables de velar por la dignidad de las mujeres. Debemos garantizar una participación digna para que la mujer sea determinante en el devenir democrático, no solo en Colombia sino en el mundo entero.
Todos, especialmente los hombres, debemos reivindicarnos con la mujer y no se trata de ser los libertadores de las mujeres, sino más bien, brindar todas las garantías para que ellas ejerzan una ciudadanía plena. Antes del arribo talibán, el 27% de los escaños del Parlamento eran ocupados por mujeres, 69 de 249 curules. Las mujeres en Colombia representan menos del 20% del total de los escaños del congreso. En Antioquia hay solo dos diputadas frente a 26 curules que ocupamos en la corporación. Tenemos todo un trabajo por delante.
3. La democracia debe ser legitimada por una alta participación de las mujeres
Está en las manos de las mujeres del mundo, que situaciones como la anarquía contra la mujer que se vive en Afganistán no se traslade por el planeta. Hemos comprendido que nuestras democracias son imperfectas, debemos entretanto, promover y facilitar espacios en los que las mujeres sean las protagonistas de ese nuevo cambio que requiere nuestro territorio.
Sin duda, un mayor compromiso por los asuntos públicos por parte de las mujeres incidirá sobre el cambio que ellas quieren ver en nuestro planeta.
4. Recibir refugiados es un acto de humanidad
Las mujeres se han encargado de dar a luz a la humanidad, pero han sido relegadas en la historia del mundo. Es deber humano, recibir a los más indefensos en medio de la tribulación. Solo debemos recordar que miles de nuestros hermanos colombianos han tenido que emigrar de nuestro país a raíz de la violencia y también quisiéramos que hubieran sido bien recibidos.
5. Que la empatía nos caracterice como antioqueños.
La empatía nos permite, como seres humanos, crear relaciones sólidas a través del tiempo ya que es un factor fundamental para la resolución de conflictos. La llegada de los 4.000 afganos a Colombia no debe ser un motivo para que sean victimas de xenofobia, especialmente las mujeres afganas. No podemos permitir que estas mujeres sean re victimizadas, como millones de mujeres colombianas que lo fueron por culpa del conflicto armado. De acuerdo al Barómetro de la Xenofobia, durante el mes de Julio, Antioquía registro un 11.66 % de los mensajes xenofóbicos publicados en Twitter y otras redes sociales a nivel nacional.
Es nuestra responsabilidad como buenos antioqueños, abrazarlos con solidaridad y aprecio, todos ellos están indefensos frente al devenir de la vida.
La mujer es símbolo de vida y esperanza, es nuestro deber cuidarlas siempre.
Luis Gabriel Gómez
Diputado de Antioquia
1 comentario en ““Una deuda histórica con las mujeres del mundo””
Qué buen texto. Se ve proyección.