En Antioquia, principalmente en el Valle de Aburrá, existe un desbordamiento de las dinámicas urbanísticas, debido a la desproporcionada migración del campo a la ciudad. Entre 2008 y 2018 su población creció un 12,34%, mientras que la población en el resto del país creció un 6.5%.

Las realidades del Valle de Aburrá

La migración de la población rural a la ciudad tiene, entre otros, principalmente dos factores. Por una parte, el conflicto armado interno obligó a que miles de campesinos buscarán en la urbe un nuevo hogar, un empleo, una oportunidad que les permita generar ingresos. Sin embargo, esto no resulta tan fácil, debido al bajo nivel de escolaridad y a las pocas oportunidades de empleo formal, en consecuencia, deben enfrentarse a la cadena de pobreza y miseria que padecen miles de antioqueños.

En segundo lugar, la mayoría de las zonas rurales no cuentan con las condiciones suficientes para mejorar la calidad de vida de sus pobladores; un ejemplo de ello, es la inadecuada infraestructura,  poco personal para prestar los servicios de salud, las vías no están en las mejores condiciones para la movilidad, la intermediación para la comercialización de productos campesinos que se queda con la mayor utilidad, infraestructura escolar deficiente, inseguridad, ausencia de empleo formal y la falta de conectividad a internet, solo por mencionar algunas de las principales problemáticas.

Es posible que, mediante la conexión a internet, la seguridad y el desarrollo agrícola integral, se contenga en gran medida la migración de nuestros campesinos a la ciudad, la cuál crea tres realidades inocultables, especialmente, en el Vallé de Aburrá:

En primer lugar, quienes arriban a la ciudad no cuentan con los recursos suficientes para acceder a una vivienda digna en un suelo urbanizable. Por otra parte, las personas acceden a un techo sin las condiciones mínimas de dignidad humana, y por último, aquellos individuos que se instalan en asentamientos o en invasiones, siendo un suelo no urbanizable, ni legalizable, ponen en riesgo permanente sus vidas.

El déficit habitacional

El crecimiento abrupto de la población en las zonas urbanas genera una expansión insostenible en las ciudades. Según el Banco Mundial, 4 billones 358 mil de personas habitan en las ciudades (56%). A nivel mundial existe un déficit habitacional, compuesto por el déficit de vivienda cuantitativo, que identifica la cantidad de viviendas que debemos construir respondiendo a la demanda de los ciudadanos y el déficit cualitativo que hace referencia a las viviendas que requieren mejoramientos o ajustes para ser habitables.

Para el año 2020, de acuerdo con la Revista Portafolio, en Colombia el déficit habitacional se acerca a los 18,2 millones de viviendas, representando un 36,59% del total de la población. Específicamente, conforme al último censo publicado por el Dane, en Antioquia de los más de 1 millón 981 mil hogares que existen, al menos 392.911 (19,8%) sufren de déficit habitacional.

Es indispensable que desde la institucionalidad trabajemos arduamente para reducir el déficit habitacional en Antioquia. No solo debemos esforzarnos por entregar viviendas, si no también, permitirle al ciudadano vivir en un espacio que le posibilite acceder a nuevas oportunidades.

La apuesta: 75 mil soluciones de vivienda

La Gobernación de Antioquia en articulación con la Empresa de Vivienda de Antioquia (VIVA) en la apuesta por entregar en el cuatrienio 2020-2023, 75 mil soluciones de vivienda, busca realizar 25.000 viviendas nuevas, de las cuales 18.500 serian urbanas y 6.500 rurales. Del mismo modo, ejecutar 30.000 mejoramientos de vivienda, 17.500 se realizarán en viviendas rurales y 12.500 en urbanas, finalmente adelantar 20.000 titulaciones y/o legalizaciones de predios, que serán distribuidas de manera equitativa entre las 9 subregiones del departamento.

A corte de 2021, en este gobierno se han beneficiado aproximadamente 149 mil personas, con los programas (nueva, mejoramiento y titulación) de vivienda en Antioquia, con una inversión superior a los 224 mil millones de pesos.

No obstante, es fundamental que concentremos esfuerzos y recursos, para llevar más viviendas dignas a miles de familias antioqueñas y de paso, ayudar con la reactivación económica de nuestro territorio. El sector de la construcción es el más demandante en insumos y mano de obra, solo por mencionar un dato, en el 2021 se vendieron más de 209 mil unidades de vivienda, reflejando un crecimiento del 33% frente al 2020 donde se vendieron 178 mil unidades, así pues, este sector generó más de un millón de empleos (DANE, 2021).

Política Pública de Vivienda para Antioquia

Una gran noticia para nuestro departamento, es que la empresa de vivienda de Antioquia, VIVA, en conjunto con la Universidad EAFIT, a la fecha y desde hace varios meses, vienen trabajando lo que seria la política pública social de vivienda y hábitat sostenible para Antioquia, la cual busca responder y ojalá resolver, la problemática de déficit habitacional en nuestro territorio, buscando suplir las necesidades básicas y los requisitos mínimos de vida digna que todo ser humano merece tener.

La política pública de vivienda es la oportunidad para que el presupuesto de la vivienda en Antioquia sea sostenible en el tiempo y no dependa de la voluntad del gobierno de turno, este instrumento permitirá que los antioqueños tengamos la tranquilidad de que los recursos para superar el déficit de vivienda en nuestro territorio, estén asegurados en el tiempo, de esta manera, trazar la ruta para que en cada periodo de gobierno, se le pueda resolver el problema de vivienda a más familias, con la meta constante de una Antioquia de propietarios.

Esperamos que el proyecto de ordenanza que presente VIVA y el gobierno departamental, ojalá este primer semestre del año 2022, cumpla las expectativas de todos los Antioqueños, de tal manera, que nos permita a todos, participar y ayudar a crear una sólida y efectiva política pública de vivienda para Antioquia.

Es clave, que la propuesta de política pública social de vivienda y hábitat sostenible sea sectorizada, su diseño y materialidad debe considerar las necesidades específicas de sus habitantes, especialmente, de los grupos desfavorecidos. Del mismo modo, es fundamental especificar que las viviendas no serán gratuitas y que los beneficiarios deberán aportar para la creación de dicho proyecto personal y familiar. Es momento, que como sociedad motivemos la cultura del ahorro, buscando esa planeación y cierre financiero, que permitan que miles de familias antioqueñas, puedan cumplir el sueño de tener su casa propia.

Seguiré trabajando desde la Asamblea Departamental, para lograr que cada hogar pueda vivir en un ambiente digno y sostenible, que nos permita transformar la realidades sociales, familiares y económicas de miles de antioqueños. 

¡Antioquia de propietarios!

Luis Gabriel Gómez

Diputado de Antioquia